Tras un largo viaje desde Milán a Santo Domingo, pasando por Madrid y vuelta, nuestra compañera Geni comparte un relato sobre su experiencia. ¿La misión? Hacer llegar litros de leche solidaria. 

Litros de voluntad, de humanidad, de compañerismo, de empatía, de combustible…para hacer llegar a los más pequeños, litros de leche especial.
Estoy orgullosa de mis compañeros de Aviación. De todos los que hacen que sea una maquinaria técnicamente perfecta y solidaria. Con alma. Son capaces de entregar lo más valioso. Su tiempo, su trabajo y su esfuerzo por hacer nuestro mundo un poco mejor. Cuando estás dispuesto a dar un poquito de ti para alcanzar un mucho, no hay límites.
Sobre mí, 10 mil kilómetros y no sé cuántas horas de vuelo. Cuatro días de mucha intensidad y las sensaciones a flor de piel.

De regreso, sobre el Atlántico, las luces de cabina atenuadas. Por la ventanilla los destellos estroboscópicos del plano son flashes que graban en mi retina las sonrisas y el agradecimiento de los niños dominicanos.
Y yo también sonrío.”